Verónica Zamora: Querida Tali

Querida Tali: Desperté recostada sobre la cobertura de gel blanco con la que rellenan el ataúd de criogenización, no fue diferente que en los ejercicios de simulación: te puedo confirmar que se siente lo mismo despertar de una suspensión de una semana, que más de cien años. Leíste bien: cien. Se lo escuché decir al general Hernández durante el proceso de descriogenización, mientras el doctor en jefe argumentaba en vano que yo servía más como experimento en laboratorio que en campo. Hernández se salió con la suya recordándole que eran ellos, los militares quienes tomaban las decisiones, no importando si … Continúa leyendo Verónica Zamora: Querida Tali

Alondra Isabel: El monumento espacial

Levantarse del trono será todo un reto. Tiene la cara colorada y las piernas acalambradas. Puja mientras sujeta la revista. El aire es espeso y caliente. Sin aliento y cansada, Sofía se levanta del baño. Ganó la guerra, pero perdió las fuerzas. Limpia el sudor de su frente y, feliz, besa la revista que la acompañó durante la batalla. Entre las páginas, huevos de larva esperan continuar su ciclo de vida. Una gotita de sudor baja por su labio y su lengua la intercepta. Sofía saborea el líquido salado, sin imaginar qué más ingería en esos momentos. En su mundo … Continúa leyendo Alondra Isabel: El monumento espacial

Alejandra Marlene Morales: Gerald

Dieciocho años atrás, una mujer llamada Casandra caminaba por el único sendero que la llevaba a su casa. Era una joven muy bella, inocente y de corazón muy noble. La noche caía sobre sus hombros y una espesa neblina cubría sus pies. De pronto a medio camino, escuchó un silbido proveniente del frondoso follaje de árboles que la rodeaban, percibe un frío que sube de sus pies a su pecho y la deja petrificada, sin poder avanzar. El miedo le impedía moverse, respirar le resultaba cada vez más difícil. Cuatro sujetos de extraña apariencia se presentan ante ella, cubriendo sus … Continúa leyendo Alejandra Marlene Morales: Gerald

Alma Mancilla: Lo que se sueña

Martha recordaba bien el sueño: caminaba por un prado entre penachos de yerba que le rozaban los talones. Su padre iba a su lado y la llevaba de la mano y ésa era la única señal de que el sueño ocurría mucho tiempo atrás. En el borde del mundo se levantaba un resplandor amarillento que se lo llevaba todo. Despertaba siempre aterrada, con el corazón agitado. Ahora ya sabía, claro, que no era así como tenía que ocurrir: su padre estaba muerto desde hacía tiempo, no había manera de que la escena del sueño se pudiera reproducir. Esa mañana llamó … Continúa leyendo Alma Mancilla: Lo que se sueña

Gema Mateo: ¿Quién me mirará?

Son las tres de la tarde, arriba, las escasas nubes se contonean de un lado a otro, abajo, mis pies cansados e hinchados se sumergen en el asfalto caliente. No he vendido nada, así que regreso al cuarto, a lo lejos diviso el edificio. Un esqueleto más que un cuerpo, tatuado de grietas, en cada centímetro el moho se cuela entre ellas. Al entrar a este cuarto la oscuridad recorre todo el perímetro y percibo el aroma a humedad en las paredes que habito. Me parece que aquí adentro es más sofocante que caminar allá entre toda la gente que … Continúa leyendo Gema Mateo: ¿Quién me mirará?

Samantha Torres: Antónima

El cuerpo celeste que habitamos existía ya antes de mí, pero no era más que suelos áridos y montañas rocosas; por ello mi nacimiento marcó un hito en la historia: antes de mí, nadie había sentido nunca el terciopelo de una celosía entre sus dedos, ni atesorado el delicioso aroma a petricor o el dulce sabor de una manzana. Fue gracias a mí que nacieron abundantes y variadas hierbas, y fui yo quien labró la tierra y recogió la cosecha inicial, quien también horneó la primera hogaza de pan. Fui quien luchó contra un padre tirano sin nada más que … Continúa leyendo Samantha Torres: Antónima

Raquel Hoyos: Reinicio

Es como una resaca. Me duele la cabeza y tengo un sabor metálico en la boca. Toco mi rostro con pánico pero compruebo que no estoy intubada. La habitación es grande. Aunque hay una hilera de camas, no todas están ocupadas. Este hospital parece muy costoso. Mi familia no podrá pagarlo. A mi izquierda reposa un chico con un brazo debajo de la cabeza. Tiene el mismo tipo de pijama que yo y parece despreocupado. Seguro es un hijo de papi con todas las posibilidades de pagar atención médica privada. Varios cables están conectados de su pecho y  sienes a … Continúa leyendo Raquel Hoyos: Reinicio