Betty Júpiter: Revelación del sueño

La tierra se apila en mi cara. No logro ver nada, pero puedo escuchar el choque de las herramientas de hierro con el suelo y cuando estas son sacadas. Puedo sentir cómo arrojan la tierra hacia mí de forma violenta; mis dedos comienzan a quitarla de mi rostro con desesperación para poder respirar. Puedo sentir cómo penetra en mis uñas, áspera y fría. Separo mis labios un poco para tomar aire, pero el polvo hiere mi garganta. Despierto y sigo manoteando, tomo aire de forma sedienta, hasta que mi sistema nervioso comprende que fue una pesadilla y poco a poco … Continúa leyendo Betty Júpiter: Revelación del sueño

Fernanda Andablo: Mientras caminaba

Estaba parada frente a aquella casa; el viento soplaba contra mi cara y sentía cómo mis pómulos, mi nariz y mis labios comenzaban a helarse. No sentía el resto del cuerpo. Tampoco quería llegar a casa. En realidad, me sentía bien ahí, aunque estuviera sola. Puse mis manos en mi rostro pero el frío no se iba. Seguía observando la casa de mi amiga desde el otro extremo. Alguna vez la había visitado; estoy segura, pero no recordaba mucho. Recordaba a su mamá. A mí se me había hecho muy agradable, pero mi mamá decía que debía tener cuidado con … Continúa leyendo Fernanda Andablo: Mientras caminaba

Olivia Guarneros: Pesadilla

La quietud de la noche se quiebra con un grito. Me incorporo en la cama y miro hacia la cuna.  Renata llora desconsolada. Exclama una y otra vez: —¡El diablo, mamá! ¡El diablo! Imagino que ha sido una pesadilla. Trato de tranquilizarla mientras busco en el piso las pantuflas o las sandalias. Renata repite acongojada. —¡Ahí está! ¡Mira, mamá! ¡En las sombras! Todavía medio dormida, un tanto hastiada por el despertar tan brusco y después de un día terrible de trabajo, le aseguro que no hay nada. —Son tus peluches, Renata. La Paty y la Rosita con los moños en … Continúa leyendo Olivia Guarneros: Pesadilla

Sandra Carolina Jiménez Pedroza: Visión

A través de la ventana observó miles de planetas, algunos enormes y otros pequeños. Sin embargo, había uno que resaltaba entre todos, uno azul. Su belleza era magnífica, por ello, no tardó en imaginarse viviendo ahí, lejos de este planeta con hedor de sangre. Desafortunadamente, su fantasía se detuvo abruptamente. Pues aquellas criaturas que le habían capturado hace tiempo, otra vez estaban hambrientas. Así pues, luego de horripilantes torturas, su mente borró las calmantes visiones y sólo dejo el delicioso miedo al cual eran adictos esos seres. Sandra Carolina Jiménez Pedroza, egresada de la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas … Continúa leyendo Sandra Carolina Jiménez Pedroza: Visión

Carmen Macedo Odilón: El temblor

La cama se está sacudiendo y me levanto de golpe, mis pies no se deciden si inclinarse a la izquierda o a la derecha y aunque me sostengo a la cómoda, ésta parece también bailar conmigo. Resbalo y me agarro al cajón como si en el suelo se abriera un hoyo al infierno, pero voy a parar al piso, pese a haberme enganchado de la perilla que me siguió con todo y madera. La ropa sale volando y el despertador que tenía encima me golpea la frente, también se estrella mi florero, pero no para de temblar. Presentía que algo … Continúa leyendo Carmen Macedo Odilón: El temblor

Fabiola Morales Gasca: El pozo

“Les explicó que lo más temible de la enfermedad del insomnio no era la imposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentía cansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido.” Gabriel García Márquez Mario da vueltas en el estrecho sillón, desde ahí ve el pasillo y al gato atigrado con las pupilas dilatadas. La luna se refleja en ellos. Apaga el televisor, camina a la cocina y su intención es prepararse un sándwich pero el refrigerador está vacío, quedan restos de comidas pasadas. Toma el último bote de cerveza oculto en el rincón y abre … Continúa leyendo Fabiola Morales Gasca: El pozo

Azucena Robledo Lara: Diferentes perspectivas del miedo

Recuerdo un 15 de junio de hace 5 años como el día que morí por primera vez. Intento reproducir en mi mente los hechos, lo único que permanece intacto es la imagen de la cerda a mitad de la carretera; el sol de la tarde caía sobre los árboles proyectando sombras sobre su cuerpo sonrosado. Ella miraba a los pocos curiosos que se habían acercado, atraídos por el rechinido de llantas y el golpe seco que siguió. Tengo en blanco el momento en que el animal salió disparado de la parte trasera de la pick-up por el impacto. Por un … Continúa leyendo Azucena Robledo Lara: Diferentes perspectivas del miedo

Javiera Navarrete: El miedo crece en el cuerpo

Me sentía borracha de fiebre, sin saber aún cómo era la experiencia de la borrachera. No lograba conciliar el sueño, pero estaba sumida en un profundo sopor. Pegada a la cama, como si un imán me mantuviera en mi lugar, entre las sábanas, sin frío ni calor, o más bien, con frío y con calor. A ratos despertaba, pero pronto perdía la lucidez. Era un estado intermedio de vigilia, sin angustia, desprovisto de toda emoción. Me entregué a ese sopor, derrotada por una sensación de pesadez en el cuerpo. A ratos olvidaba que no estaba sola, mi hermana menor dormía … Continúa leyendo Javiera Navarrete: El miedo crece en el cuerpo

Belem Eslava: Recuerdo rojo

Aún recuerdo el último día que estuvimos juntos, fue el día de mi muerte. Cuando te fuiste, se quedaron conmigo las preguntas y una pelota roja y sucia que todavía guarda tu aroma, al que me he aferrado en este infierno porque pensar en ti le da propósito a mis días. Ese día, en el bosque que tantas veces visitamos, lanzaste la pelota roja más lejos que de costumbre, yo corrí tras ella, feliz por sentir la potencia del movimiento en mis piernas, anticipaba tu sonrisa cuando me vieras de regreso con la pelota en el hocico, pero esta vez … Continúa leyendo Belem Eslava: Recuerdo rojo

Laura Evangelista Chacón: Una segunda oportunidad

Abrió los ojos con dificultad. Todo dolía. Intentó respirar pero un dolor punzante le cortó el aliento sin piedad. Tosió y notó la sangre que había salido desde su boca hasta el volante del carro. Detrás del volante había restos de cristal roto. Miró a su alrededor. Mover la cabeza le dolía y la hacía sentir increíblemente mareada. Toda superficie que podía ver estaba cubierta de vidrios rotos. Solo entonces comprendió, con horror, su situación. Por eso respirar dolía. No podía mover el cuello hacia abajo sin sentir como si la estuvieran golpeando con un martillo, pero se esforzó para … Continúa leyendo Laura Evangelista Chacón: Una segunda oportunidad