Ángeles Sanlópez: El día que Andy nos invitó a su casa y todo cambió

  Para Andy Gonzáles: celebro tu vida, amiga. Para todas las que inspiraron este texto. En ese tiempo era difícil reunirse con las amigas. Nuestras agendas no coincidían y aunque sabíamos que estábamos cansadas, estresadas, tristes y frustradas, no teníamos tiempo de estar juntas riendo hasta que nos doliera la panza. Todas lo sabíamos, por eso cuando Andy nos invitó a su casa de improvisto nos sentimos muy felices. Recuerdo que ese día el celular sonó a las 6:00 de la mañana junto con mi alarma diaria. La invitación la vimos en el grupo de WhatsApp que teníamos e inmediatamente … Continúa leyendo Ángeles Sanlópez: El día que Andy nos invitó a su casa y todo cambió

Glennys Katiusca Alchoufi: La caja de reliquias

Visitaba a mi abuela cada año al terminar las clases, sus historias alimentaban mi curiosidad. La habitación amueblada con gusto antiguo. Un escaparate de madera tan fuerte que ni el comején lo podía penetrar. Sobre la mesa de noche una jofaina de peltre blanco con ribetes y flores azules sobre una palangana del mismo color resaltaban en el lugar. Mi abuela, recostada en la cama me esperaba a que me colara en su cuarto. Como cómplice me escondía entre sus enaguas para contarme cuentos sin que mi mamá notara que me había escapado después de pasada la hora de ir … Continúa leyendo Glennys Katiusca Alchoufi: La caja de reliquias

Ilse Sánchez Quintero: Ensayo

Pude ver los términos de mi muerte. Me ofrecieron atajos, fechas, nombres, para dejar al azar lo mínimo: A todos nos gusta controlar, y nunca antes fue posible planear nuestra partida.   Dije no a casi todo porque me pertenece la espera y he de estrellarme contra su calma, ante la pérdida de lo que no he sido, de lo poco que pude hacer con días que nunca quise. Voy, por primera vez, contra el oleaje, a la vista del naufragio.   Me concentro en la despedida. El programa permite ensayar el rito fúnebre:   cuando cae el último grano … Continúa leyendo Ilse Sánchez Quintero: Ensayo

Desde las estrellas: Javiera Fuentes

Los escuché llegar desde lejos, aunque no hablaban precisamente fuerte o despacio. Quizás fueron sus pisadas conjuntas lo que los delató e hizo que me sentara en la entrada a esperarlos aparecer entre los árboles. Quizás fue el roce de la tela de sus túnicas, pesadas y toscas, o el tintineo de sus utensilios que cargaban a sus espaldas. O quizás fue el silencio que se produjo alrededor de su extraño cortejo. Llegaron durante el día, aunque solo interactuamos con dos. Se veían limpios, amables y educados, pero no en extremo. Sonreían con franqueza y me sentí tentada de juzgar … Continúa leyendo Desde las estrellas: Javiera Fuentes

Sara Pizarro Romero: Quince años

Era la última de la fila de cinco; ahora es su turno. Pequeñas luces iluminan el camino empedrado frente a ella. Ahí, sola, mi hermana tiembla cuando sus pequeñas manos desatan los lazos que sujetan su capa y la deja caer al piso, mostrando el hermoso y voluminoso vestido blanco, confeccionado especialmente para la ocasión. El jefe del pueblo le da una copa y ella se acaba la bebida de un gran sorbo. Es una mezcla de hierbas medicinales que te desinhiben totalmente, un brebaje asqueroso. Es el momento de la verdad. Aquí es donde todo inicia … ***** Caminaba … Continúa leyendo Sara Pizarro Romero: Quince años

Luviana Re: Tadeo en medio de las noches

Era arquitecto y creía en los espacios, en sus hilos infinitos que tejen proximidades y lejanías. En las líneas perfectas de algunos edificios que se extienden hasta tocarnos. Amaba el orden, la precisión. Secretamente, pensaba que aquellos hilos imperceptibles, de alguna manera, lo conferían a nuestras vidas. Durante un tiempo yo también lo creí. Aunque se riera de mí y me besara en la frente. “Oh, querida, tú eres la entropía”, me decía encantado al llegar a mi rescate con las llaves del departamento otra vez olvidadas. O el paraguas. O la cartera. Pero Tadeo se desvaneció un jueves. Se … Continúa leyendo Luviana Re: Tadeo en medio de las noches

Illari Alderete: Para cuando nuestro señor llegue

A mi abuela No me llores no, no me llores no porque si lloras yo peno… La Martiniana   Ella murió de golpe, como se muere cuando te da un paro cardíaco. La conocí cuando tenía 60 años, aún era joven para ser abuela pero en ese momento se convirtió en una. Mi abuela, Tomasa, era muy devota de la iglesia, prácticamente era mi única familia, pues mis padres murieron cuando yo era un bebé. Crecí con sus cuidados, con sus regaños, con sus regalos, con sus cariños, sus enojos, crecí conociendo sólo su mundo. Solíamos ir a misa y … Continúa leyendo Illari Alderete: Para cuando nuestro señor llegue

Cinco rituales para sobrevivir: Paula Guillén

Ritual matutino: me baño, me visto, pongo dos dedos de bloqueador sobre mi rostro, me empolvo el rostro con maquillaje y me unto un lipstick rojo cereza. Tomo café con dos cucharadas de azúcar, como una manzana, me lavo la boca y procedo a abrir las ventanas del departamento para ventilar el ambiente… Debí hacerle caso a mis amigas cuando Guillermo se molestó muchísimo el día me puse una falda para ir a una fiesta con ellas. Ritual para llegar al trabajo: dejo caer dos pequeñas gotas de esencia de lavanda anti-ansiedad en mi surco subnasal, subo mi cubrebocas y … Continúa leyendo Cinco rituales para sobrevivir: Paula Guillén

Tan-lla Villa-Real: Ya no volvieron (memorias)

—¿Cuándo dices que fue el último día que los vimos? —, dijo uno con el semblante perdido dirigiendo la mirada hacia el centro de la mesa. —No lo dije, solo recordé un viernes que vinieron a comer pastel por su cumpleaños—dijo la otra mientras paladeaba el sabor dulce del betún en su imaginación.       —Entonces, ¿cuándo fue la última vez? —dijo el ausente—, me acuerdo que ese día Sauce nos contó de su nuevo empleo. —¿Otro?— respondió la dulce—, de tantos que nos ha contado he perdido la cuenta y los nombres de cada puesto de trabajo, ¿qué hacía en … Continúa leyendo Tan-lla Villa-Real: Ya no volvieron (memorias)