Ana Jácome: Entre islas

A las amigas que han sido.

I

Soy cada isla que he abrazado. 

Cada lugar en el que mi bote se ha detenido, 

cada mente que mi ansia ha calmado.

Cometas que me transforman,

paraísos por descubrir.

¿Quién soy yo cuando estoy contigo?

¿Soy salada o miel de durazno?

¿Hecha estoy por mil conchas, o

tréboles tejen mi piel?

Tu tierra, 

insectos y árboles.

Felinos y musas.

Tu lenguaje, tus mitos: 

aquí se queda mi barca hasta que el viento me haga partir.  

Camino tu isla hasta llamarla amiga, 

bebo tu magia, exploro tus llanos. 

Me baño en tus cascadas, escucho tus historias.

Ecosistemas que colisionan, eso somos, 

aprendiendo a coexistir. 

Tus fuentes alimentan mis granjas, 

Mis frutos son abono de tus plantas.

Las risas, los secretos, los encuentros.

Terruños de tierra que aprenden a quererse. 

Islas flotando cual planetas,

manzanas que se mecen al sol,

galaxias que se entrelazan.

II

Mas no hay playa sin tormenta,

a los pétalos los arranca el viento,

Temblores, mal sabor. 

El nacimiento de un volcán.

En lo oscuro del jardín hay serpientes 

y muchas anidan en mis cuevas. 

Confieso,

también soy depredador. 

Duda, fantasma que abre mi boca. Todo devora.

Hidra de seis cabezas que no perdona.

Puerta de roble que no vuelve a abrir.

Errores, madera de mi hoguera,

silencio de tempestad,

martillo de jueza.

Mi daga forjada en ideas,

tu espada, punta de palabras.

Hay batalla, 

hay sangre 

que baña nuestras costas.

Hay heridas

que marcan nuestra historia.

No hay regreso de la ofensa 

y mi barca, desolada, vuelve al mar. 

En el horizonte tu isla,

sin brisa, sin despedida.

III

Navego lejos, sobre olas de lo nuevo,

mis remos besan caudales de helechos, 

corrientes de ciervos. 

Un océano de estrellas,  

la promesa de otras tierras.

Algún poema se borda,

algún libro se pinta,

así muere el afecto.

Tras la tormenta llega el recuerdo,

 de los bailes y las risas.

Manos francas, aliadas. 

En la lengua y en los ojos

aroma a nostalgia.

 

Detengo mi barca a la orilla del camposanto. 

Hundo los pies en la arena de sus tumbas, 

una mano espanta a las hadas, 

la otra escribe oraciones.

Reconozco mi naturaleza de selva

y a tu recuerdo levanto un rezo.

Gracias por esas que fuimos, 

las que no hemos de ser más. 

Por abrirme tu fortaleza 

y beber el vino de la mía. 

Extraña estrella fugaz,

honro a tu espectro, 

esa sombra que un día llamamos amistad. 

Ana Jácome. Soy lectora, ferviente creyente del terror, la fantasía y lo extraño. Algunos de mis poemas y cuentos han sido seleccionados para antologías virtuales. Mantengo un blog de historias sobrenaturales y soy una entusiasta de los talleres de escritura creativa. He sido correctora de estilo, redactora publicitaria, guionista y a últimas, me gusta imaginarme como cuentista y poetisa.

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