Hay una mariposa amarilla posada en la
válvula mitral de mi corazón.
Amarilla como las flores que llovían en Macondo.
Cansina en su interés de demostrar su existencia.
A esta mariposa le gusta hacerme llorar.
Un llanto nocturno que va desgarrando
mis angustias y temores.
Se mueve por todos mis órganos
me observa, me inquieta, me paralizo.
Hay una mariposa amarrilla posada en mi cerebro emocional.
Me obliga hacer movimientos aéreos.
¡La danza de la sanación!
La melancolía del cambio, de lo que se queda atrás y
lo que se desconoce que vendrá.
La piel seca se cae y duele
el corazón palpita más de lo normal y me detengo.
Me quebranto y siento ser ave
en un nido, en hueco, en un lugar
El génesis de mi yo.
Las piernas se afirman como las raíces de los árboles.
Mi cara, manos y pies
Movimiento circular, nunca quietos
en el camino del peregrinaje.
Hay una mariposa amarilla escribiendo estas palabras.
Posada ante el teatro de la vida.
Una lastimada mariposa que intenta volar.
Ser consciente de mis cadenas es estar,
invenciblemente sola.
Volar es crecer, volar es dolor.
Vuelo hacia mi espíritu, mi tribu.
¿Necesitas una mariposa amarilla en tu
válvula mitral?

Kristal M. Rivera González (Humacao, Puerto Rico 1991). Egresada de la Universidad de Puerto Rico en Humacao, del Programa de Investigación Acción- Social. Posee una maestría en Consejería Psicológica de la Universidad Ana G. Méndez, en Gurabo. Actualmente cursa el grado doctoral en Estudios Culturales y Filosofía en dicha Universidad.