Espero mi turno para que me tatúen el nombre de mi novia en el brazo, pese a los comentarios de mis amigos: “¿Y si cortan? Estás joven.”
Sobre la mesa de la recepción hay un tarot de animales. La portada tiene tres gatos blancos; me recordaron a los de la serie El nuevo sabor a cereza, donde Lisa vomitaba gatitos para que una sacerdotisa se alimentara con su sangre. La tarotista me toca la espalda, tiene el rostro liso y las manos arrugadas.
—¿Puedo ver el tarot? —pregunto.
Ella lo aleja. Explica que si pago la lectura podré hacerlo
—Las cartas son sensibles, absorben la energía de quien las toca. Los animales tienen un mensaje para ti, ¿quieres saber qué intentan decirte?
—No —respondo. Me siento cerca de la mesa en que realiza sus lecturas.
Ella no tarda en conseguir un cliente. Limpia la baraja, prepara las cartas, alguien le hace una pregunta. La mujer ora a Dios mientras mueve el mazo y su consumidor elige una carta. Antes de responderle, me mira. Salgo a la calle y fumo. Regreso al negocio de tatuajes. Veo la caja en la mesa, saco el mazo y caigo de rodillas.
—La curiosidad consumió la energía del humano —dicen los felinos, mientras gasto lo último de mis fuerzas en pedir ayuda.
Siento la mano suave y rejuvenecida de la tarotista acariciando mi rostro marchito.

Karla Gabriela Barajas Ramos. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; México, 1982. He publicado Neurosis de los bichos (La Tinta del Silencio, 2017), Esta es mi naturaleza (Editorial Surdavoz, 2018), Cuentos desde la Ceiba (La Tinta del Silencio, 2019), Donde habitan las muñecas (Quarks Ediciones Digitales, 2021), Cenizas de los amordazados por el alba (Eos Villa, digital, 2022).