El pasillo largo que cruzaba por la mitad a cada habitación en casa de la abuela siempre fue misterioso y oscuro. Los últimos días, le había hecho compañía pues se encontraba enferma. Se sentaba en el borde de la cama mientras sus ojos se mostraban curiosos buscando algo al final del corredor.
—¿La ves? —me preguntaba—. Allí está, parada esperando que me duerma. Mueve al perro negro de mis pies para que la asuste y se vaya.
Una extraña sensación detrás de la nuca me invadió, sentí miedo miré al pasillo y solo había oscuridad, miré a sus pies y no había algo, le respondí rápidamente:
—Abuela, no hay nada parado allí, y no hay ningún perro echado en tus pies.
Ella sólo cruzó las manos en señal de conformismo y se negó a dormir. Me despedí de ella, sin saber que sería la última vez que la vería.

Ross Sotomayor. Docente por vocación, escritora por afición. Adicta al género de terror, horror y ciencia ficción desde los 15 años. He publicado en la revista Fantastique, en Penumbria, en la Tinta del silencio y en la página Fóbica Fest. Creo que el terror es esa sensación detrás de la nuca que te eriza la piel.