Son pequeñitas como insectos,
las alas giran por encima de su propia cabeza
y flotan como si fueran dientes de león,
solo que ellas van en contra del viento.
No querrás encontrar a las hadas,
porque escupen ácido directo a los ojos…
Cuando quise atrapar a una de ellas
fue lo último que vieron los míos.
Di tumbos entre los árboles
que reverberan risitas burlonas,
después, el silencio…
aleteo conjunto de arrullo letal.
La vida se escurre a través de sus aguijones,
soy una con ellas, por medio de la sangre
las habito y transmuto en diminuta esencia
que se desdobla, multiplica y expande.

Soy Karla Arroyo, vivo en Cuernavaca, Morelos. Mis textos se incluyen en diversas antologías de editoriales y revistas independientes, con temáticas como la escritura identitaria, cuentos de terror, ciencia ficción y fantasía. He tomado seminarios, cursos y talleres de escritura creativa, introducción a la literatura contemporánea de México, minificción, cuento gótico y narrativa fantástica. Me gustan mucho los gatos.
Ahora que lo pienso, el que las hadas escupan a los ojos tiene cierta lógica. No quisiera ver una… O si???
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