Miranda Campos: La nave 234

En el sistema estelar más cercano a la Tierra, Alfa Centauri, escondido detrás del exoplaneta Alfa Centauri Bb, la nave 234, encontró un cuerpo celeste del que no se tenía registro. Las tripulantes decidieron descender en este sitio con la esperanza de concluir su viaje de nómadas estelares y construir un nuevo hogar.

Este lugar no era una réplica exacta a la Tierra, pero su tecnología podría ayudarles a aprovechar mejor los recursos y la atmósfera parecía amigable. Erigieron este proyecto sobre un páramo que estaba rodeado de arbustos frutales, plantas comestibles y algo similar al agua terrestre, la cual tenían que filtrar antes de beberla. El esfuerzo y su creatividad no pasó desapercibida para el ser cósmico amorfo que habitaba esta esfera espacial. Transitando entre la envidia y la admiración, decidió aproximarse una noche. Desde lo más alto de una montaña cercana al campamento emprendió un descenso veloz hasta colisionar en un gran estruendo con el primer arbusto que se encontraba fuera del campamento. Su impacto alertó a las tripulantes. Alguien había llegado:

—Las quiero a ustedes y su energía. Daré permiso de vivir aquí —fue todo lo que dijo el arbusto ahora multicolor y un silencio confuso invadió a las mujeres.

Quería de vez en cuando recibir mujeres sin importar, altura, edad, peso cuerpo. La negación fue rotunda. El ente perdió todo color y se separó del arbusto mientras emitía un rayo de luz que cegó a todas. Cuando recuperaron la vista, notaron que junto con el ser celeste, habían desaparecido trescientas mujeres. 

Organizaron brigadas de búsqueda, y una semana después dos mujeres scouts encontraron una zona llena de estanques. Una mujer experta en buceo después de ingresar les informó que varias de sus compañeras se encontraban flotando bajo el agua con cables en sus cuerpos que las conectaban a la superficie; estas conexiones fuera del agua aparentaban ser raíces de la fauna exterior. Encontraron más estanques cerca y aunque sintieron dicha, se desvaneció cuando tres de sus compañeras murieron al instante tras ser desconectadas. Con el paso de los días, notaron que varias víctimas perdían masa muscular, sus cuerpos se deterioraban y los arbustos alrededor de los estanques florecían, las mujeres eran utilizadas como abono del planeta.

—¿Qué tal si el agua o estos cables están afectando sus neurotransmisores? —preguntó una mujer científica, usuaria de una silla especial que le permitía desplazarse flotando ya que no podía utilizar sus piernas. Ante el silencio que generó su pregunta, continúo: —Los neurotransmisores son los encargados de mandar señales variadas a las neuronas del cerebro, pueden estimularlas o inhibirlas, determinan muchas veces las respuestas o fuerzan la respuesta del cerebro. Si las retiramos abruptamente creamos un fallo. Creo que tengo un plan.

Sacaron del agua solo la cabeza de una de las víctimas y desde una máquina colocaron electrodos en sus sienes y en los de la científica quien respiró profundo mientras cerraba los ojos, pretendiendo generar un puente neuronal con la víctima:

Hola, ¿sientes tu cuerpo? Somos compañeras de la nave 234. ¿Cómo te sientes? No creo que me respondas esto solo es el impulso de mi pensamiento que espero llegue a ti. 

La máquina que daba un impulso eléctrico extra, tenía una forma de registrar las ondas cerebrales pero hasta ese momento no registraba actividad en la persona durmiente. 

Creemos que estás desconectada de tu cuerpo por alguna razón, no queremos forzarte a despertar, quiero que pienses cómo se sentía tu cuerpo, tus dedos, tu rostro, ¿te has sentido libre alguna vez? Lo que sentías en la piel con el viento, al entrar al agua por voluntad, la emoción al encontrar este nuevo mundo. ¿Tienes comida favorita? Piensa en ella. ¿Qué te hace sentir? ¿Qué te emociona hasta la médula? ¿Qué hace latir rápido tu corazón? ¿Por qué te gusta estar viva? Quisiera saberlo, porque así sabré qué disfrutas y conoceré más tu experiencia con tu cuerpo, sobre tu existencia. 

La hoja registró actividad. Funciona.

Tu cuerpo habla, o eso me dicen, y es porque tu cuerpo desea. ¿Qué deseas para este nuevo mundo? ¿Para el inicio de esta nueva era, para tu vida? ¿Qué quisieras hacer? Necesitamos que tomes control de tu cuerpo, tu mente está ausente y así te apartaron de nosotras, impiden tu disfrute de esta vida haciéndote ignorar el cuerpo que habitas. Vuelve a nosotras, la nave te espera.

Repitió el mismo diálogo a su compañera hasta que al octavo día obtuvieron los resultados anhelados. La mujer abrió los ojos y comenzó a hiperventilar, las ramas la soltaron y se retrajeron hacia la superficie. Todas contuvieron sus gritos de alegría. Lo que narró fue confuso, pero de acuerdo a su testimonio, escuchar a su compañera, pensar en lo que le da placer, le permitió vincular con su energía vital y abrir los ojos. 

Ante estos resultados, replicaron la tecnología y lograron tener a más de 10 mujeres conectadas a los estanques preguntándole a sus compañeras ¿Qué es lo que hace latir deprisa tu corazón? Invitándolas a sentir, a recuperar su poder individual, su cuerpo de las garras de este ser que las oprimía para aprovecharse de su energía. 

Más de cien mujeres fueron liberadas antes de que el ente se percatara de lo que ocurría. La nave 234 pudo hacer contacto con naves amigas y este fue el último mensaje recibido:

Este planeta tiembla cada vez que liberamos a una compañera. ¿Se puede acaso mover un planeta? Notamos que el sol ha cambiado de posición. No sabemos a qué nos enfrentamos, pero informamos que la nave 234 no se marchará sin encontrar al resto. 

Naves escucharon las transmisiones de auxilio pero al llegar a Alfa Centauri Bb, no encontraron rastros del planeta ni la nave. ¿La cólera de esta fuerza cósmica por saber que las mujeres habían encontrado la forma de liberarse desapareció el planeta? No lo sabemos, nadie lo sabe. Todas las naves que conocen esta historia deben de estar atentas si encuentran un planeta que cumpla con la descripción. Esta historia no debe de perderse y así conservaremos el conocimiento sobre cómo la conexión de las mujeres con su cuerpo, con su fuerza vital, fue un día la llave para su liberación. Quienes escuchan con esperanza, saben que las mujeres de la nave 234 siguen vivas, sin abandonar su fuerza creadora, su inteligencia, su ímpetu, sus ganas de ser libres.

Las mujeres de la nave 234 despertarán. Las mujeres despertarán para gozar de la vida sin importar en qué sitio de la galaxia se encuentren. 

Miranda Campos. Amazona de titanio. Feminista. Comunicóloga Social mexicana. Radico en Cancún y me dedico al marketing digital. Escribir es un gusto que estoy retomando y en el que he encontrado un espacio para compartir mis experiencias en torno al dolor, cuerpo, cáncer, discapacidad y lo que guarda mi imaginación.

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