Cincuenta pesos de manzanilla, una salvia y un ramo de flor de yauhtli fue el último pedido de mi clienta preferida, cada lunes por la mañana paseaba por el mercado con su bolsa de papel, vestido negro y botas de listones, mientras yo seguía atendiendo mi puesto. Ella permanecía olfateando y quitando las hojitas marchitas de los rollos de albahaca o flores desprendidas y las acomodaba en una breve montaña en una esquina de la mesa, supongo para que mis otros clientes las encontraran frescas; en mi experiencia, sé distinguir para qué quieren cada cosa, si prepararán tés, limpias, sahumerios o las acomodarán en algún espacio de su casa.
Hacía dos meses que no había vuelto, pero extrañamente un día aparecieron varios montículos de hojitas en la mesa como los que ella reunía, comencé a soñarla bebiendo el té de humo negro, en otro sueño ataba las flores amarillas en cruz con sus manos.
Esta mañana al desenredar el periódico para envolver el romero, entendí su ausencia «física» y supe su nombre al observar su rostro en la fotografía de una esquela.

Verónica Olvera Rivas, nací en Tampico Tamaulipas. He participado en festivales Nacionales, Antologías y ferias de libros como la FIL en Monterrey y la FUL Uat. He publicado dos poemarios «Amo la llaga más no el cuchillo» y «Marejada del deseo». He participado en distintos colectivos, promuevo la cultura en el grupo Arte y Cultura en Tampico y Tamaulipas.