Sam Torrom: Fragmentos

No estoy segura de cómo sucedió, pero sé que he muerto. No puedo moverme y no puedo recordar nada de cuando estuve viva, salvo el detalle de un dolor intenso en todo mi cuerpo que sin duda experimenté justo antes de despertar aquí.

Aún así me siento en completa calma, ya que más allá de este capullo viscoso alguien canta con la hermosa voz de un cenzontle y cuyos versos cuentan historias diversas: algunas son tristes y otras son alegres, pero casi todas tienen la facultad de provocar una cascada de lágrimas.

Paso así mucho tiempo, quién sabe cuánto, hasta que me invade una sensación de intenso ardor como si me hubieran vertido surcos de hierro fundido que serpentean hasta los más profundos recovecos de mi existencia, sitios que ni siquiera sabía que existían en mi interior y que podían experimentar dolor. Todo se vuelve aún más inquietante cuando noto que mi cuerpo está cambiando y que algo crece de mi espalda, pero la misma voz que me cantaba me dice ahora que no tenga miedo, que todo forma parte del ciclo natural y eterno de vida-muerte y que pronto podré salir de nuevo al mundo.

La idea me mantiene a la expectativa durante mucho tiempo hasta que la tela que envuelve mi cuerpo empieza a romperse y al fin puedo moverme con libertad; bueno, a decir verdad me cuesta trabajo mantener el equilibrio, pues las alas son más pesadas de lo que hubiera imaginado.

Me doy cuenta de que no soy la única. Por fortuna o por desgracia, más de mi especie han salido de su larga metamorfosis para volver al mundo de los vivos y reunirse (al fin) con los suyos.

Me dirijo a un pequeño río donde se encuentran reunidos varios insectos más y me asomo al agua y observo mi nueva apariencia; como si siempre lo hubiera sabido, me parece de lo más natural aceptar que soy una monarca y empiezo a entender mejor lo que me sucedió durante mi vida humana: me han hecho pedazos, es por ello que en esta vida la diosa Itzpapálotl ha tenido que unir mis fragmentos a través del hierro fundido. Por eso me ha dolido; por eso las marcas en mis alas.

La revelación es horrible, pero alejo ese pensamiento tan pronto como me doy cuenta de que ahora que tengo una segunda oportunidad: volaré de vuelta a mi hogar. Me posaré en la ventana de la casa de mis padres y les demostraré que estoy bien. Que ya no deben seguir llorando mi ausencia. Que, al igual que yo, son libres.

Soy Samanta Torres (México). Psicóloga y escritora apasionada. He escrito varios cuentos de diversos géneros, pero sin duda mis favoritos son aquellos que evocan el terror y la melancolía como «Other», «2:37», «Antónima» o «La tertulia de madame Solís».

Un comentario en “Sam Torrom: Fragmentos

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s