Bárbara Santana Rocha: El aquelarre

Unas vueltas más y estaría lista la salsa. El aroma de chile ancho y comino llenaba la casa. Sabía que no estaba sola y además las otras llegarían pronto. El crepitar de la olla sobre la estufa eléctrica se mezclaba con el suave susurro de la masa que reposaba bajo una manta que la protegía del sol de la tarde y la mantenía calientita en su sueño vivo. En la puerta, una gatita barcina se acicalaba las patas delanteras, lamiendo con paciencia cada rincón entre sus dedos. Entre hervor y hervor, se secaba las manos en un mandil a ratos … Continúa leyendo Bárbara Santana Rocha: El aquelarre

Vanessa B. Lizárraga Juárez: Ensalada griega

Bendito sea el sentido del gusto, y bendito sea el vientre de la madre tierra. Benditas las manos de los hombres y mujeres que me han regalado el placer de reconocer mediante una ensalada que estoy viva. Vuelvo a disfrutar, gozo del sabor de todos los ingredientes, del olor de las especies, de los colores vivos que convergen en el plato. Logró combinar la lechuga fresca, el tomate rojo, la espinaca, el pepino fresco el sabor fuerte de la aceituna negra y la delicadeza de la cebolla morada bañados todos por el aderezo, un aceite mezclado con especies que intensifican … Continúa leyendo Vanessa B. Lizárraga Juárez: Ensalada griega

Karen Hernández: Buñuelos

El velorio comenzó en punto de las cuatro de la tarde. Nadie había llegado aún, pero casi todo estaba listo, a excepción de la cena especial. Humedecí mis manos con un poco de leche para compilar las migajas de pan duro que estaban sobre la mesa y formé pequeñas bolitas para preparar unos ricos buñuelos. Mientras hacía las bolitas de pan, me di cuenta de que tenía ampollas en la palma de mis manos y una que otra quemadura entre mis dedos. No recordé el momento exacto en el que me había lastimado, así que sólo me sorprendió el hecho … Continúa leyendo Karen Hernández: Buñuelos

Anaïs Ornelas Ramirez: De hierro fundido

2024 – ¡No comas eso!– Tengo medio diente hincado en un pedazo de concha que encontré en la mesa– Ahí hay chía– dice mi mamá, señalando un amasijo amorfo de semillas que flotan en un líquido blancuzco.  Mi mamá siempre pone el mango del sartén justo enfrente de ella cuando cocina, como si quisiera clavárselo. Me irrita porque sé que si la relevo voy a acabar pegándome con él.  Cuando va al baño, me acerco y desplazo el mango a la derecha, solo para ver si ella se adapta o no a un nuevo orden. Me causa vértigo la negrura … Continúa leyendo Anaïs Ornelas Ramirez: De hierro fundido

Yvonne Yolotzin: La comida de mamá

Mi mamá siempre me hace de comer todo lo que me gusta. Lo primero que veo en la gran mesa son las tostadas de tinga, con sus frijolitos bien machacados. Tampoco puede faltar la jarra de agua de limón. Ella es la única persona que la hace como a mí me gusta, bien dulce y fría. Todavía recuerdo cuando jugaba fútbol con mis amigos y entraba corriendo a casa porque sentía la garganta seca. Ella no me dejaba tomar agua hasta que “me enfriara”, como solía decir. Y ahora, puedo tomar agua, a pesar del gran viaje que he hecho. … Continúa leyendo Yvonne Yolotzin: La comida de mamá

Jacqueline Alarcón: Banquete de medianoche

Canela y nuez moscada Jengibre y miel La hornilla presta, la llama avivada La vajilla impoluta y la rabia menguada. De vez en cuando, el tintineo de los cubiertos rompe el sosiego de las almas. Después de cada tanto, el hambre atroz inunda su cuerpa condenada. El ritual comienza con el rictus. Su rostro se contrae  Las aletas de la nariz se expanden como serpientes famélicas. Los labios no resuelven:  ¿Dejarse perder entre los placeres del banquete o dar ofensiva a los instintos débiles? La furia hambrienta asesta el primer bocado. Insaciable, consume todo a su paso. Incendia, devora lo … Continúa leyendo Jacqueline Alarcón: Banquete de medianoche

Diana Edith Gómez: Otra oportunidad de comer tacos árabes

Flora siente que es un fantasma volando entre océanos, añorando comer tacos árabes, mientras ignora el ruido de idiomas extranjeros. A veces tiembla y se hincha hasta explotar de confusión. A veces se atiborra la boca de pommes y cervezas en la estación de tren que no sabe pronunciar. Pero anoche estaba en Atlixco. En ese cuarto que huele a viejo y que la cobija en las noches cuando los perros ladran. Llora porque ya no pertenece a nada, porque cuando vuelve a comer mucho chile, su panza se descompone. Ahí está, en esa camita que abraza su desbarajuste. Flora se … Continúa leyendo Diana Edith Gómez: Otra oportunidad de comer tacos árabes

Daniela Caballero: La tinga picosa que no pica

Para Vale Ingredientes: 1 pechuga de pollo 2 ½ cebollas 2 jitomates rojos ½ paquete de puré de tomate 1 cubo de consomé de pollo ½ ajo 1 lata de chile chipotle sal al gusto 1 cda. de aceite 1 ingrediente secreto Preparación 1. Pon a cocer el pollo con media cebolla, medio ajo y un cubo de consomé. La cocina se calentará poco a poco, te recordará el abrazo cálido y la protección que sentías cuando eras niña. El olor que despedirá la cocción te evocará los días en cama, enferma, donde el único alivio era el caldo de … Continúa leyendo Daniela Caballero: La tinga picosa que no pica

María Gorodentseva: Velorio

La abuela murió de golpe. Lo último que recuerdo de ella es cómo se ajetreó en la cocina preparándonos bocadillos para el tren. Toda la familia había viajado a la ciudad para el jubileo de una tía segunda, solo mi abuela se quedó en casa. Dos días después de nuestra partida, una vecina se preocupó y entró en nuestra casa: la abuelita había yacido sin vida en la cama, las manos cruzadas en el pecho, en una isba helada y vacía. Por supuesto, inmediatamente regresamos al pueblo.  Los padres atónitos, especialmente mi mamá, a quien daba miedo mirar en aquellos … Continúa leyendo María Gorodentseva: Velorio

María del Carmen Trejo Colchado: 24 mujeres

La mesa estaba puesta en el centro del jardín. Aunque hubiéramos cabido todas dentro de la casa, decidimos cocinar afuera. Nuestras ocho invitadas llegaron juntas, a las siete de la mañana. Despuntaba el sol y la casa resplandeció con una blancura inusitada que encendió los corazones de las dieciséis ansiosas que esperamos el maravilloso encuentro. Mi madre ya tenía preparada una gran olla de café con canela y piloncillo. Mis sobrinas, mi hermana y yo llevamos en charolas un montón de piezas de pan dulce y fruta fresca. Abrazos infinitos. Alegría desbordada por los ojos. Palabras y risas nuevas. Caricias … Continúa leyendo María del Carmen Trejo Colchado: 24 mujeres