Fabiola Morales Gasca: Dendrofilia

Su temblorosa mano tocó el recio muslo mientras la boca buscaba con ansiedad los labios rojos de la mujer. Ella lo deseaba tanto como él, lo sabía; era imposible ocultar el deseo. Tocó su pecho y sintió los pezones erectos, bajó la ropa que los cubría y llevó sus labios para poder succionar de ellos la ansiedad de la espera. Ella gimió ante el placer de sentir la humedad de su lengua. Subió con mayor ansiedad la falda y buscó con avidez retirar la panti de la muchacha, quien lo ayudó a deslizarla, entonces bajó el zíper de su pantalón. … Continúa leyendo Fabiola Morales Gasca: Dendrofilia

Karla Gabriela Barajas Ramos: A la opinión pública

Nos acusaron de incestuosos; pero nuestros tiempos eran otros. Para mí, él es más que un hermano; nacimos del Caos. Aunque me representan como alguien sin sentimientos y fría, lo amé en los bordes del mundo y en los sombríos lugares del inframundo. ¿Cómo no hacerlo? Era poseedor de umbraquinesis, una capacidad psíquica que permite la manipulación de las sombras, con las que me regala ramos de flores oscuras e historias negras.  ¿Quién, en mi situación, se resistiría al llamado de Érebo? Al final, me entregué a él y no fui una sombra más en su colección. Fue mi paredro; … Continúa leyendo Karla Gabriela Barajas Ramos: A la opinión pública

Susana Torres Cabeza: Violetas

Me urge. Me urge atravesar esa coraza de ropas que acarician su piel. No hay nada que desee más que oler ese delicioso sudor de violetas, clavar los colmillos en su cuello, largo y esbelto y beber hasta reventar de éxtasis. El suyo y el mío. Hay sangres de muchos tipos. La mayoría apenas merecen ser recordadas. Circulan muchos cuellos almizclados, hombres y mujeres con perfumes horteras que tratan de ocultar su falta de clase.  Esas sangres sacian de forma momentánea la sed, pero después aburren rápidamente. Los suelo abandonar la misma noche de la caza, durante su embriaguez. Al … Continúa leyendo Susana Torres Cabeza: Violetas

Karen Hernández: Buñuelos

El velorio comenzó en punto de las cuatro de la tarde. Nadie había llegado aún, pero casi todo estaba listo, a excepción de la cena especial. Humedecí mis manos con un poco de leche para compilar las migajas de pan duro que estaban sobre la mesa y formé pequeñas bolitas para preparar unos ricos buñuelos. Mientras hacía las bolitas de pan, me di cuenta de que tenía ampollas en la palma de mis manos y una que otra quemadura entre mis dedos. No recordé el momento exacto en el que me había lastimado, así que sólo me sorprendió el hecho … Continúa leyendo Karen Hernández: Buñuelos

Karla Barajas: Gustos culposos

Reconozco que la mercadotecnia me lleva a comprar productos como una lata de sirenas con cuerpos fitness, en volumen, y atractivos. No me importa el sello de exceso de grasas, ni que contenga un 20 por ciento de soya mezclada con el ser marino o que las sirenas se extingan por mi consumo. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; 1982. Publicó Neurosis de los bichos (La Tinta del Silencio, 2017), Esta es mi naturaleza (Editorial Surdavoz, 2018), Cuentos desde la Ceiba (La Tinta del Silencio, 2019), Donde habitan las muñecas (Quarks Ediciones Digitales, 2021), Cenizas de los amordazados por el alba (EOS Villa … Continúa leyendo Karla Barajas: Gustos culposos

Marisela González Román: Prescripción no médica

Casi cincuenta, sin millones, viviendo al día, saliendo adelante con mis amores y únicas preocupaciones, mis hijos e hijas, tratando de dejarles orgullo y amor por buscar su felicidad. Más hoy es jueves de chicas, la terapia más económica del mundo, las risas más largas y las horas más cortas, cada quien con un líquido diferente en su vaso, al igual que las frases de su relato, a veces para juntas llorar, enterrar y rumiar lo sin remedio, aconsejar si aplica o sólo escuchar. Permanece cerca de esas flexibles cadenas, la amistad es el elixir de la eterna juventud, la … Continúa leyendo Marisela González Román: Prescripción no médica

Yessika María Rengifo Castillo: Son fantásticas

En el siglo veintiuno cuentan las rosas que las luchadoras del tiempo son almas de la libertad, embriagando las memorias sin olvido de las que no están. Sobre la infancia, la adolescencia, y la sabia vejez, está el ramillete de las historias transcendentales de las mujeres que son las estrellas de la equidad. Entonces, son fantásticas las voces de la verdad susurra la vieja Isabel, mi tía, que se va en medio del verano este día. Yessika María Rengifo Castillo. Poeta, narradora, articulista, e investigadora. Docente, colombiana. Licenciada en Humanidades y Lengua Castellana, especialista en Infancia, Cultura y Desarrollo, y … Continúa leyendo Yessika María Rengifo Castillo: Son fantásticas

Sandra M. Valdepeña: Me dicen biónica

Soy la mujer biónica, dicen, porque «tengo mil manos». Desde las cuatro de la mañana apagan la alarma y se empiezan a mover: cocinan, peinan, lavan. Después agarran el volante y manejan hasta la ciudad. Toman un bisturí, abren cuerpos, quitan órganos, arreglan órganos, vuelven a coser los cuerpos y salvan vidas. De regreso, les gusta pintar nubes. También «tengo mil ojos». Unos observan al bebé en la cuna, otros intentan ver una película. Hay un par que leen poesía, y algunos más están al pendiente del cielo. Me dicen biónica, al parecer también «tengo mil corazones». Uno ama a … Continúa leyendo Sandra M. Valdepeña: Me dicen biónica

Mayra Escamilla: God is a woman

When all is said and done, You’ll believe God is a woman. Ariana Grande.   La Diosa primigenia pensó largo rato. ¿Cómo podría mejorar lo que sus compañeros habían creado? Sabía que lo que ellos llamaban Hombre era todavía perfectible. Puso manos a la obra. Entonces, en vez de sólo cuatro mil terminaciones nerviosas, decidió poner ocho mil. El doble, para más placer. Además, este modelo podría tener orgasmos múltiples. ¿Qué era eso de que uno a la vez y luego tener que parar? Después de mucha experimentación y ajustes, la Diosa llegó al pináculo de su obra. Miró con … Continúa leyendo Mayra Escamilla: God is a woman

Angela Eunice Sacalxot: Cazadoras

Agua cristalina llena de lodo, cultivos desechos, puertas abriéndose con chillidos de horror. Ya lo saben, las cazadoras, las monstruosidades y apariciones se colarán en cada ranura. Las más jóvenes aprenderán poco a poco, las ancianas no dejan de crear ni de enseñar. Quienes están listas ya van con las correas amarradas, armas en la espalda y cada una se transforma en la única fuerza latente, se asemejan a la belleza de un trueno en la oscuridad. La época más cruda del año ha llegado. Angela Eunice Sacalxot. Soy escritora de poesía y minificción, la lectura y los gatos se … Continúa leyendo Angela Eunice Sacalxot: Cazadoras