En la noche, cuando la montaña nos acercaba a tocar las estrellas, mi madre trazaba en los astros la línea del tiempo que formó este lugar. Antes de la paz hubo una guerra que  transformó la identidad del pueblo mazateco. Madre dice que así surgió el micelio mágico que protege la sierra, se enlaza con el amor de la mujer espíritu, transformada en hongo para cuidar por siempre a los niños santos de los monstruos que devoran cordilleras.

Entre la tierra y la lluvia, el reino fungi se alegraba de presentar sus diversas formas de vida mientras danzaban al salir del lodo para ser llevados a el olor tan particular que les gustaba; una mezcla de adobe e incienso. La mujer de cabellos negros y blancos siempre les hablaba con ternura y respeto, los bautizó como niños santos porque eran más que organismos, tenían el poder de curar el alma y crear una nueva vida. 

Un día, los hongos de la montaña predijeron que alguien llegaría a declarar la guerra, se lo comunicaron a la mujer que los cuidaba, ella sabía desde hace tiempo que ese momento llegaría y que su destino iba a cambiar. 

Con ruidos que lastimaban el corazón del esporangio, llegaron los monstruos que buscaban cortar todo para vivir por corto tiempo con lujos en un lugar llamado “ciudad”, subían la sierra de manera lenta pero violenta. Esas bestias eran frías, tenían una textura dura y eran montadas por seres con los ojos tapados. 

Cuando llegaron a la cima, la mujer ya los estaba esperando, ella se acostó en el suelo como símbolo de resistencia para que los niños santos la transformaran en la mujer hongo, quien se dispersó por toda la sierra para crear el micelio más fuerte que ha existido, entre la magia y la revolución los hongos fueron tan fuertes que las bestias no pudieron ni rasgar la tierra.

Hasta el día de hoy las nubes acompañan los pasos de las esporas en la tierra mientras oyen el canto en la sierra de la mujer que luchó por la defensa de un pueblo actualmente habita y resiste en honor a los niños santos.

Karla Bautista. Pedagoga apasionada por la literatura, dedicada a crear proyectos educativos que impulsen el gusto por la lectura en jóvenes y adultos.