La venusina observó la Tierra, vestida con su traje de un radiante azul y desde las colinas de su planeta suspiró. Pensó en las palabras de su abuela: “Pide un deseo cuando la veas pasar y se cumplirá”. La chica anheló viajes interestelares. Conocer cada uno de los sistemas planetarios; escuchar los miles de sonidos producidos en ellos, sentir en la piel todas las experiencias que aquellos mundos pudieran proporcionarle.
Desde la Tierra, Zarina se entretuvo con la aparición del primer lucero de la tarde: su tintineo iridiscente la hipnotizó con su belleza. Recordó la consigna de su madre: “Pide un deseo y se te cumplirá si es la primera estrella que miras aparecer”. Quiso viajar a la velocidad de la luz y palpar cada uno de los rincones del sistema solar. Escuchar el silencio monocorde del espacio y descubrir el hogar azul desde las montañas de la luna.
En ese instante su corazona percibió un deseo semejante a miles de años luz. Una certeza se asomó en sus pensamientos: “Nuestros deseos confirman nuestro destino unívoco: nacimos para ser libres”.

Escribo cuento, crónica y minificción. Soy compiladora de Caleidoscopio. Antología de minificcionistas poblanas (Ficción Express, 2023). Mi texto “Sin culpa”, fue finalista del Premio Nacional de Minificción “Queta Nava Gómez 2024”. Mis minificiones han aparecido en diversas antologías, así como en revistas impresas y digitales. Además de escribir, disfruto leer, cocinar y tomar café.

