Iré al cosmos en el vuelo

de un papalote sin cola,

a ver a la caracola

gigante que hay en el cielo.

Llevaré pita y anzuelo

para pescar a la Luna,

cuando baje a la laguna

a mirarse en el cristal,

ella no tiene rival.

Sol de la noche moruna.

Con sus fabulosas tretas

se me fuga de las manos,

me apasionan sus arcanos

que iluminan mis cuartetas.

Asciendo sobre cometas,

voy al trote de una escoba.

Brota su luz que desova

a la divina simiente.

Lega su cuarto creciente

que al menguarse, la joroba.

Me oculto tras una estrella

para custodiar su plata,

el brillo que la delata,

solo se ha gestado en ella.

Quiero ilumine la huella

que dejo por el espacio,

voy de prisa, muy despacio,

tomo un lucero por guía.

Me proporciona la vía

de hospedarme en su palacio.