Cada vez que vemos este mundo y cómo empieza a derruirse pasados los años, los segundos, las edades de la vida. Un reloj pasado y viejo cae en las horas rotas; los últimos instantes van cayendo en medio de la esperanza. Un sol se levanta en medio de las nubes de tiza que se dibujan en el cielo y un paisaje de acuarela traza de nuevo los días.
La noche empieza a pintarse en el cielo; unas estrellas se dibujan en el mapa de la vida. Nuevos comienzos, nuevas palabras llegan a través de las acciones que hacemos. Trazos borrascosos se escriben en el mundo, dibujándonos como un mamarracho maltrecho en medio de la incertidumbre que de alguna manera aprendimos a manejar.
Recordando películas como Metrópolis, los expresionistas alemanes, Alban Berg, Dostoyevski y todos estos grandes creadores de la humanidad. Que reflejaron un mundo caótico y distópico, pero a la vez hermoso en su dureza y caos.
El motivo del duelo, la lejanía, nos hace entender que la distancia, es el motivo para mostrarnos quienes realmente somos. Es una distancia menos aferrada, amigos lejanos que ya no están, familia cada vez más distante y la promesa de un amor que alimenta la soledad y la cercanía a la vez. Las palabras nos dan consuelo en el hacer las pinturas y los textos nos ayudan a comprender y remediar nuestro mundo.
Una sociedad se quita su máscara, se vuelve, polvo, como una marioneta de porcelana rota. La pintura nos hace día a día, junto a la música.
Los óleos están arrugados, debemos recomenzar y agarrar el camino juntos a través del eco de la vida.
Somos de papel tornasol; el brillo de tus ojos ilumina mi vida. Una sociedad expresionista, cargada de tapabocas caídos, agujas en desuso, música que escuchamos con los que nos acompañan en el transcurrir y transitar de la vida.
Pasos lentos, huellas transcurridas… Tus besos son mi manjar, desaparecen en el camino las personas y aparecen otras como cuando se borran las fotografías y nuevamente se revelan, el mundo es más bonito cuando hay dibujos nuevos constantemente. Para qué vivir, la noche va quedando atrapada en el suelo, faroles de luz quedaron estancados en medio del camino como estrellas pintadas. Vivir a través de los momentos que pasan, desvanecerse en medio de la soledad, de las imágenes de un papel viejo y renacer a través de los colores de los álbumes en una sociedad expresionista.


Mi nombre es Judith Natalia Orozco Ortiz soy Artista y Licenciada, me he dedicado a la escritura, la ilustración y la pedagogía. Mis temas libros favoritos son Rayuela, Cien Años de Soledad y las antologías poéticas de Gabriela Mistral. He dado clases a varios tipos de poblaciones y dedicado ilustraciones en varios blogs de literatura.

