Ellos solo conocían los gritos de guerra, pero aprendieron a tararear canciones de cuna. Los gritos de pelea se olvidaron por los sonidos de la orquesta. Armoniosos ritmos salían de las armaduras que cambiaron de uso mientras detenían los intentos de conquista, invasión fallida.
Naves espaciales aparcadas en donde sea, con terrestres y habitantes de otros mundos, son ahora sedes de nueva música para el universo.

Angela Eunice Sacalxot. Escritora. He publicado los libros de poesía «Noche en mi ventana», «Madre miedo» y «Los fantasmas en el fin del mundo», parte de mi poesía está en distintas antologías publicadas en diferentes medios. Voy caminando en la minificción ocasionalmente.

