Mi cuerpo fue una galaxia
Cientos de gases luminiscentes empezaron a expandirse dentro mío
Había frío. Una especie de congelamiento molecular
que dilataba las pupilas como el miedo
Los estertores no paraban, pero eran
necesarios para abrir las compuertas
/Dilatación del cuello uterino, me dijeron/
Entonces, la nave partió hasta lo profundo de un abismo
Tocó un tejido bermejo, cálido
/Había arribado a Desher/
Alojamiento perfecto para resguardar la vida
en condiciones
que efectuaran el correcto procedimiento
para su desarrollo
La nave tropezó en algún momento
contra el objetivo más preciado
Una pequeña masa
reproduciendo el big bang nucelosíntesis
un proceso complejo de evolución embrionaria
que produciría un choque eléctrico
al ser expulsado después de 9 meses
partiendo en dos piernas la bastedad de su resguardo
Nos adelantamos a aquella fase
había que explorar las posibilidades aleatorias
Permitir que el ambiente
siguiera generando condiciones óptimas
para cuando una nueva explosión fuera deseada
El proyecto contemplaba acoplar el terreno
también a la nada
a la sucesión homeostática del cumplimiento circadiano
la aceptación de un ciclo de noche y día
función adecuada para remarcar
la persistencia de la vida ya creada
sin necesidad de reproducción interna,
endogénesis no necesaria
en esta masa que circula avenidas
tranquilidad de los pasos
miradas calmas
en la ventana del transporte colectivo

Ximena Cobos Cruz (México, Ciudad de México, 1988). Estudié Letras hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Actualmente estudio Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Soy editora del medio de comunicación independiente Enpoli, Entre política y Literatura. Soy feminista en formación y poeta (aunque cueste nombrarse). He publicado en medios tanto impresos como digitales, algunas de mis obras se pueden encontrar en Rojo Siena Periódico Poético, Granuja, Revista Raíces, Punto en Línea, Revista Kametsa, entre otros.

