Brenda Rosey: Loca

Vengo llegando de un psiquiátrico, cada que regreso mi familia espera que sea menos yo y más ellos. 

Las voces en mi cabeza no siempre intentan hacer que lastime, pero a pesar de eso, todos me creen loca por escucharlas, pero creo que sólo una loca les haría caso, yo decido no hacerlo.

Las verdaderas voces que me lastiman son las de mi familia, ellos (los no locos) son conscientes y saben que quieren hacer daño cuando las dicen. 

La abuela sufre mucho porque el apellido del gran general, su difunto esposo, está en entredicho, reza a diario porque me muera y deje de manchar el nombre de la familia, dice frases como: “¡El general se vuelve a morir si se entera de que su nieta es la loca!, ¡Dios permita que no haga más daño a la familia y que se la lleve pronto!”…, seguido de eso avienta agua bendita por donde paso.

La tía Esperancita y mis primas parecen disfrutar con mi dolor, soy como su telenovela, se encargan de preguntar a la abuela todos los detalles de lo que me pasa, y luego llegan a visitarme disimulando no saber nada, para ver “qué tanto cuento o no”, ellas saben las partes que me duelen, y son inquisitivas en ese tema, como cuando ves a un animal moribundo y en lugar de ayudarlo, lo picas con un palo y lo miras retorcerse de dolor. 

Por su lado, mi primo Mauro siempre se me insinúa, el gran licenciado busca espacios para verme y exclama casi jadeando: “esos aires de loca me prenden, mira cómo me la pones “. 

En general toda la familia busca como sacar provecho de la situación.

Qué pelea tan injusta, ponerse a denigrar a una loca para sentirse mejor, cualquier argumento mío es desechado porque #LOCA, y desde su visión privilegiada todo es válido porque #NOLOCOS.

¿Quién es más loco?… ¿yo que decido no escuchar mis voces para no lastimar o ellos que deciden escuchar las suyas y lastimarme? Hay tres diferencias entre ellos y yo:

  1. Acepto que escucho voces
  2. Decido ignorar a las voces
  3. No quiero lastimar a mi familia

Mis únicos pecados han sido aceptar las voces, y el defenderme de mi agresor, es gracioso, pero las voces no me dijeron que me defendiera, fue mi hartazgo, y tampoco fue algo macabro, todos los golpes que él me dio dieron en el blanco, yo sólo lo empujé y se golpeó la cabeza con el escalón. Pero mi defensa argumentó a mi locura en la corte.  

Es tan difícil regresar “a mi lugar seguro con la familia” cuando me lastima su presencia tanto como su ausencia. 

Brenda Rosey. Soy originaria de Xochimilco, me encanta fijarme en detalles que pasan desapercibidos para el resto de las personas, con esos detalles me gusta hacer historias. Gracias a la pandemia comencé a plasmar esas historias. Escribir me ha resultado liberador y sanador.

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