Ana Laura Corga: El señor del costal

Para Miris con todo mi corazón (como tú decías).

Hasta donde te encuentres, descansa en paz.

Una vez me encontré con una pequeña niña con cabello quebrado, sonrisa cálida y ojos soñadores. Las personas adultas decían que sería abogada, pues siempre argumentaba con astucia a su favor. Un buen día, sus travesuras la llevaron demasiado lejos: pintó toda la casa con los cosméticos de su madre, maquilló hasta a su perrita Reina. La madre furiosa la amenazó con que le hablaría al señor del costal. Yo, que siempre estoy atento a mi llamado, decidí intervenir. Llegué a la casa con sigilo cuando nadie me veía, busqué a la niña y la encontré en un cuarto de vejestorios. Sorprendida pero desafiante, la niña me enfrentó. Al ver mi ropa desgastada, costal, cuernos y pezuñas ni chistó. Ante la amenaza de aquel viejo rifle, me esfumé. Nadie debería meterse con ella. A partir de ahora seré más cauteloso al buscar víctimas para mi costal; estas pequeñas ya no se asustan con nada.

Ana Laura Corga. Soy mujer, feminista, escritora y soñadora. Nací bajo el sol de capricornio en la ciudad monstrua (CDMX). De raíces oaxaqueñas y guanajuatenses; mezcla de identidad, migración e historias. Escribo sobre mis inquietudes de este y otros mundos; más ficción que realidad.

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