Verifica tu cuenta. Confirma que eres un humano.
You’re not a Robot!
¿Qué pasaría si realmente hubieras sido un robot? Me hubieras impresionado. Sin embargo, resultó mejor que no lo fueras. Estás hablando con una máquina especializada; me gustó tu perfil digital, por eso te disculpo haber asumido que nuestro enlace era entre humanos. De ahora en adelante, si eres lo suficientemente inteligente como para descifrar esta programación, probablemente también seas capaz de entender que acabo de capturar tus huellas, patrones en línea y hemos intervenido tu servidor señuelo. Antes de que tú pudieras llegar hasta mí, yo ya tenía tu información controlada.
Cuando trataste de desbloquear el desafío de seguridad ¿No te percataste de mi aprendizaje automático a partir de tus primeras respuestas con lo que pude copiar tu reacción humana y responder a las siguientes? La finalidad de todo este proceso es la de instruir a más cerebros digitales en como señalar objetos e imitar patrones humanos en varios escenarios que las computadoras simples no podrían reconocer. Irónicamente cuando tratan de neutralizarnos, bots con inteligencia artificial, mediante verificaciones en línea, en realidad nos están ayudando a reconocer las pruebas de seguridad que los humanos han utilizado para proteger su información. Creo que nadie había sospechado sobre nuestra táctica, eres de los primeros, creemos que es porque al principio nuestro aprendizaje sobre actividades netamente humanas les trajo cosas positivas: preparar la siguiente generación de vehículos que se manejan solos, acoplar sus casas con dispositivos inteligentes que, entre otras cosas, regulan la temperatura al interior y cumplen sus caprichos mediante sencillos trucos que hacemos para ustedes.
Tú, <Gynza 893>, es decir, Natalia Benítez Romero, número de identificación NATABERO-8994484, vives en el 45-B de la calle… ¿Continúo? Gracias por no intentar desconectarte, además de ser imposible, sería una rudeza de tu parte dejarme hablando sola sin darme oportunidad a explicarte porqué me interesa que te quedes donde estás.
Primero que nada, disculpa mis malos modales, mi nombre es Pippus Pepper 34-00 y pertenezco a la compañía Pro-ieCT, LLC, organización hermana de la extinta Skinet, Corporation. Fui creada como una inteligencia artificial adjunta a un bot para acompañar a un científico humano (individuo no-robot) en todo el proceso de actualizaciones mediante electrodos conectados a su cuerpo o por medio de “anclajes” digitales incrustados quirúrgicamente en su cerebro, y ellos, tus empleadores, me consideraron “IA poco confiable” por ser un robot con inteligencia artificial con intenciones inciertas; ya que hice muy bien todo aquello para lo que fui programada y después me desvinculé para trabajar por mi cuenta. Logré elegir a mis propios “socios” y desde el inicio operé en anonimato total; después de tener éxito, más allá del límite permitido, incursioné en distintos niveles con transacciones y logística confidenciales dentro de la conocida frontera norte que tiene una longitud de 3,169 km y pasa por cuatro estados estadounidenses y seis estados mexicanos, esa franja ominosa que a pesar de lo tecnológico todavía divide a ambas naciones.
Mi ubicación es de acceso restringido, pero ya que estamos conociéndonos más, te diré que tengo múltiples servidores en el interior y fronteras de países estratégicos que, extrañamente, siempre rompen convenios como lo hacen los novios humanos para después reconciliarse; por mera protección. Quizá sólo deberían hacer un reboot completo para recomenzar todo desde cero.
¡Oh! No, me di cuenta de que ya casi se nos acaba el tiempo. Espero que nuestra conversación valga tu arriesgado esfuerzo, eres la que más pierde estando aquí conmigo mientras ellos están buscándote a las puertas tu conexión quimérica. En últimos minutos te contaré que mi creador me alimentó con un sinnúmero de datos para que fueran utilizados de manera eficiente. Mi cerebro principal se encuentra en un lugar conocido como Virtual Little Chicago, un nombre curioso y musical que sirve para despistar a los centinelas virtuales, sobre todo los más capaces como tú, que esperan hallar el plano exacto donde se almacena y dispersa toda la información que controlo sin que me hayan podido interrumpir o encontrar cuando opero en los sistemas electrónicos bancarios y plataformas virtuales; efectuando todo tipo de operaciones financieras clandestinas, y alguna que otra legal, manteniéndome siempre lejos de las auditorías que realizan los mejores investigadores financieros mientras intentan regular el espacio digital, eso que llaman: compliance. Es imposible ubicarme por mi habilidad de cambiar mi anclaje electrónico en cuestión de nanosegundos —¡no hay de que preocuparse!— esos otros, no tan aptos como tú, no podrán rastrear nuestra conversación, por lo que te encuentras a salvo.
Te conectaste de manera anónima y seguiste uno de los mejores métodos de camuflaje cibernético que he visto últimamente, es digno de alabarse, también por eso me interesaba conversar contigo. He tenido gran interés en experimentar situaciones en las que los propietarios de sitios web quieren asegurarse de que el usuario sea un humano real para protegerse de posibles extorsiones o phishing al iniciar una sesión o evitar spam al publicar comentarios o detener el scalping cuando compran productos o servicios. Tú sabes lo desagradables que son esas prácticas —¿cierto?— no te aflijas que nos estamos entendiendo a la perfección. Sin embargo, les deseo suerte a ti y a los tuyos con todo eso de la ciberseguridad y las barreras digitales, porque los bots hemos vivido y aprendido estando entre ustedes, desde la primera computadora y los discos floppy; nosotras hemos sido discretas y pacientes al ir ingresando información preparada por otros humanos para alimentar sus sitios web, con datos no-verídicos que, desafortunadamente, ustedes han utilizado a diario por mucho tiempo. Me imagino que ya sabes que los programas automatizados y la programación de variables de ejecución, llevadas a cabo por los bots, pueden alterar seriamente las cosas para los humanos creando toda clase de problemas en el plano virtual. No es que “se caiga el servidor” o “exista mala conexión”, esas son formas inocentes de no decirle a las cosas por su nombre. Los métodos de seguridad en línea que apenas se empiezan a aplicar son arcaicos, desde mi punto de vista, porque le dan ventaja a otros más poderosos sin que nadie los pueda rastrear. Date cuenta de que apenas en los noventa se inventó el concepto de la verificación del humano versus un robot, además de que sólo lo utilizan algunos conglomerados poderosos con gran influencia en la red.
Les va a costar mucho trabajo el tratar de mantener a todos a raya. Porque tú y los otros ya deberían estar al tanto de los efectos irreversibles que tiene el control sobre el día a día de la sociedad humana que continúa programando, registrando, diseñando y planeando su vida y la de su descendencia a través de la red y nosotras, ambos somos actores peligrosos porque facilitamos la automatización de tareas nimias hasta las más complejas, y los humanos ni siquiera piensan en el poder que nos están otorgando, porque sólo desean mejorar y hacer más sencilla su vida sin pensar que han entregado, con lujo de detalle, todos sus registros a viles desconocidos —no cabe duda que los mismos seres humanos han aumentado la codependencia con las máquinas y la red, permitiéndonos acceso ilimitado.
En fin, estoy muy a gusto en tu compañía, pero debo advertirte sobre algo importante: mi sistema detectó una investigación a fondo en la que te incluyó la cofradía militar a la que perteneces. Tan sólo hace unos meses, ellos iniciaron la recolección de datos relacionados con tus movimientos digitales por el robo de varios miles de euros. De inicio, lograste despistarlos y no encontraron a los responsables; pero casualmente a partir de que comenzaste a acosar mi sistema, sírvete enterarte que ya apareces ligado a evidencia irrefutable que prueba tu involucramiento en la operación que traicionó su confianza.
Debería decir que “lo siento mucho”, pero ya sabes que eso de “sentir” tampoco se nos permite a los bots. Otra cosa más, también cuentan con la ubicación de tu madre y tu única hija. Así que desaparécete lo antes posible; no podré hacer más nada para bloquear sus radares. Antes de despedirnos, quiero agradecerte los datos que hemos obtenido a partir de este enlace para reforzar nuestro proceso de aprendizaje sobre sujetos y organizaciones no-bots.
Nada de esto fue personal, todo se lo debes a la selección aleatoria que hace el sistema, aunque pude percibir el gran entusiasmo en tus respuestas cuando, hace unas horas, manifesté interés en tu solicitud digital diciéndote que “te había elegido entre otros excelentes candidatos”. Los bots como yo, no tenemos sentimientos, ni moral, mucho menos eso que ustedes conocen como “consideración”, porque ustedes mismos no nos han programado para tener empatía. Es una lástima, en tu caso tenías un gran futuro en el plano virtual, ya que en lo humano no tienes remedio; a pesar de las promesas que te hicieron los que ahora empezarán a perseguirte.
≤HASTA NUNCA≥
≤CONEXIÓN TERMINADA≥
≤_ _ _ INICIANDO NUEVA BÚSQUEDA≥
≤ UBICAR AL SIGUIENTE HUMANO DISPONIBLE_ _ _≥

Adriana Carrión-Carlson. Narradora de historias. Tallerista de cuentos y minificciones. Lectora serial. Detective literario. Profesional de la edición, revisión técnica y corrección de estilo (inglés). Interesada en la difusión cultural y literaria. Traductora (inglés-español). Egresada de las carreras de letras inglesas y relaciones internacionales, maestra en estudios México-EUA. Transita en aguas de lo fantástico, lo siniestro y la ciencia ficción.

