Desperté con el silencio enredado entre mis sueños,
durante el plenilunio se enroscaron con dientes en león,
volutas de anhelos, humo de otros tiempos.
Mi silencio huele a recuerdos de años extraviados,
huele al delantal de mi madre cuando me abrazaba al llegar de la escuela
huele a agua de ríos en donde dos veces no me he bañado.
Soñé con mi madre sobre un camino de velas,
la noche trajo su espíritu, que iluminaban tenue una senda.
Madre ha de saber que estoy perdida en esta isla de soledad,
buque con leve pulso que avanza en alta mar viendo azules astromelias.
Los espíritu saben que tengo un corazón débil pero indócil voluntad
porque me gusta acariciar los residuos del ayer.
Las mujeres silenciosas siempre acariciamos tiempos propios y ajenos.
Descifro las pisadas de mi madre e invoco el espíritu del mar
entre las aguas mansas de mi rutinario llanto.
Mi silencio vuela como si tuviera polvo de hadas y ha escrito la fecha
del futuro iluminada mientras todas las linternas del mundo se apagan.
Silencios pasados me han despertado ciega entre la falsa luz del mundo,
observo a las mujeres desnudas más que nunca
los hombres las olfatean como salvajes animales
yo escucho su mirada pidiendo ayuda.
Aprendo nuevos colores que huelen a aves en tránsito y helechos apiñados en bosques.
Mi sangre y mis huesos se apelmazan en la noche del asombro
y la rebelión salta como liebre con ventana abierta.
Es peligroso caminar de noche —dijo mi madre
pero no importó porque caminé muy lejos entre el oscuridad con el aire
preñado de miedo mientras el corazón bramaba.
Mi silencio se volvió un métrico tintero para escribir sobre las débiles paredes del miedo.
Hallé en el camino muchas mujeres como yo navegamos entre los andrajos de la noche
nos apropiamos de las silenciosas aves de nuestros ancestras
para descubrir su garganta tupida de silencios que como flores inundaban el mundo
y lo preñaban de nostalgia.
Hoy nuestro silencio tiene memoria y se afilan los deseos para ser símbolo transparente
de nuestra marcha sobre la seca tierra.
Todas las silenciosas nos reunimos y le hemos quitamos el velo a Dios para que hablará
y uniera en un círculo giratorio los millones de sosiegos femeninos
en la eternidad de las palabras
¡No, no estamos solas!
El silencio de una madre cariñosa nos ha despertado, los vocablos se desgranan…

Maestra en Literatura Aplicada en la Universidad Iberoamericana Puebla. Diplomada en Creación literaria de SOGEM. Exalumna de la Casa del Escritor y Escuela de escritores IMACP. Autora de Para tardes de Lluvia y de Nostalgia (2014), Crónicas sobre Mar, Tierra y Aire (BUAP, 2016). Eclipses (Bitácora de vuelos, 2022). Rueda del Dharma (Chicatana Ediciones, 2024) La llave plateada de la Noche (BS Editorial, 2025). Participante en antologías de Argentina, Chile, Colombia, España, Estados Unidos, México, Paraguay, Perú y Venezuela.

