Este granado ha permanecido a mi lado desde que era niña. Tenía 8 años cuando a mis pies rodó su primer fruto. Tal vez ya no lo recuerdes –la lluvia de los 42 días, la gran inundación–pero en aquel tiempo, fragores de agua y relámpagos, como conjuros antiguos perdidos en el tiempo, emergieron removiendo las raíces de los árboles dotándolos de movimiento. Hoy te parece habitual, pero presenciar los primeros despertares fue prodigioso: ver a sauces y jacarandas, robles y naranjos, desplazarse por los senderos que se reconfiguraban después de la destrucción, y elegir, como entes libres, acompañantes de vida, siendo enlace de los pocos humanos que sobrevivimos con la Tierra. Los mortales menos afortunados, los condenados, terminaron convertidos en monigotes de barro.

¿Venganza de Tlaltecuhtli? No… Redención.

Nací en Chihuahua y actualmente radico en la Ciudad de México. Soy psicóloga y habitante de lo incierto. La escritura ha sido para mí no sólo catártica, también un fascinante recurso para explorar los silencios heredados. Algunos de mis textos se han publicado en antologías, revistas y proyectos digitales e impresos como Editorial Elementum, UAM, Infinita Editorial, Penumbria, Especulativas, LeSVOZ, Musas Muertas Consejo Editorial y otros.