El lugar embrujado es mi sueño. Ese que se repite y me devuelve al mismo sitio. Aquella casa pequeña —muy pequeña— que me ahoga. Hay goteras en el techo, el suelo se desmorona y yo me asomo por los huecos y miro los trozos de concreto estrellándose en el piso de abajo.
Siempre es la misma sensación de incredulidad —¿por qué estoy aquí otra vez?—, no asimilo que sea posible. Miro y vuelvo a mirar las cosas queriendo entender. Me golpea darme cuenta que todo sigue igual: las paredes blancas, las cortinas blancas, el baño sin puerta, las cajas apiladas como si acabáramos de llegar —como si siempre acabáramos de llegar— y no entiendo qué hago ahí, si ya había logrado salir.
Y siento miedo, porque va a derrumbarse en cualquier momento y tengo que escapar otra vez y no atino a salir corriendo. Solo me quedo. Veo todo, me paralizo. Maldigo haber vuelto, pero no salgo.
Y veo otra vez su cara, su cara que no hace nada, sus manos que no hacen nada, sus brazos que nada sostienen, que solo me devuelven al mismo sitio que no es el mío. Y yo permanezco de pie, viéndolo, esperando, reclamándole con los ojos que haga algo.
Correspondencia
Estimado fantasma:
¿Sabes qué es lo que más me gustaría saber? Si los fantasmas sienten dolor o algo semejante. ¿Recuerdas cómo es el dolor de estar vivo?, lo digo para que puedas compararlo con lo que atraviesas ahora. ¿O ya no sientes nada?
Si aún los percibes, tal vez se parezca a un recuerdo o a la sensación que producen los miembros amputados, que siguen doliendo como si estuvieran ahí. Te pregunto porque a veces quisiera ser fantasma, desaparecer. Que el dolor terminara, el del cuerpo y el de adentro. Dejar de sentir este hueco. Y el miedo…
¿Los fantasmas sienten miedo? —¿los fantasmas sienten?—.
Allá donde estás —¿estás o no estás?—, ¿hay más fantasmas?, ¿platicas con ellos? La verdad no me gustaría estar sola, sentirme sola. No tener con quien hablar. ¿Tienes amigos… o enemigos? Imagino que la amistad es muy parecida en todos los planos. Yo me río mucho con mis amigas. ¿Los fantasmas se ríen? La risa me gusta.
¿Hay fantasmas que te quieran mal, que te odian o te lastiman?
¿Y qué tal descansas? Yo ando muy cansada aquí. De muchas cosas. Y a veces ya no sé qué hacer. También por eso he pensado ser fantasma. Pero si tú tampoco has podido descansar, no tendría caso. Qué martirio pensar en una eternidad sintiéndome del mismo modo. Perdón, no quise ofender.
A veces pienso que allá es como aquí, sólo que lejano, deslavado, pálido. Tal vez podría vivir con eso. No, perdón otra vez. Morir con eso —tampoco—. Lidiar con eso.
¿O sigue habiendo furia en ti? De esa que explota —por dentro o por fuera— y que no puedes contener. O esos sentimientos que no tienen límite y te agobian, te persiguen, te acorralan. Esa tristeza horrible que ahoga, que se instala en tu pecho y no sale nunca, y le chupa la fuerza y pesa, un día más que el otro. O quizá te come el aburrimiento o la nada o el vacío.
¿Amas a alguien que no te ama? ¿Tu corazón se sigue rompiendo? Yo tengo el mío bien aplastado por andar jugando a la enamorada. Me ha salido caro. Sobre todo porque me engaño a mí misma. Ni siquiera se trata de amor, al contrario. Es sobre unos hoyos que tengo en el corazón, en la panza y en la garganta. Es menos difícil lidiar con algo tangible como un hombre inconstante y egoísta, que mirar de frente la nada que me carcome por dentro.
Al menos, huecos no tendrás ¿o sí? Te encargo que me lo digas con mucha sinceridad. Eso es importante para mí.
También está el asunto de la comida. Me gusta mucho, aunque luego me duele el estómago y es cuando deseo de nuevo ser fantasma.
Bueno, ya me dirás.
Deseando que estés bien, te envío mi cariño:
Alejandra.

Alejandra Tello, nací en la CDMX. Escribo y hace poco regresé a bailar. Estudié Ciencias de la Comunicación y Lengua y Literatura Hispánica en la UNAM. Entre mis publicaciones están: “Presencias” (2000), crónica sobre el asesinato de una estudiante en el marco de la huelga universitaria de 1999; “Confesiones” (2019), cuento ganador del XXVII Certamen Literario Juana Santacruz, organizado por el Ateneo Español; “Interior 407” y “Con los ojos abiertos”, cuentos publicados en la revista Página Salmón; Antología de cuentos “Cántaro de voces” (2024). Algunos de mis textos se han publicado en las plataformas digitales de Especulativas y Sonámbula.

