Bárbara Santana Rocha: ¿Cuántas alas tienen las abejas?

—¿Y te casaste?

—Sí, para toda la vida.

—¿Para toda, todita?

—Sí, me casé para siempre.

—Bueno, eres bonita, debió ser fácil.

—Lo fue, fue muy, muy fácil. Lo conocí en el gym, ¿dónde iba a ser si no? Todavía ahora, de casada, voy al menos dos horas diarias para mantenerme en esta forma, mira… ni muy marcada, ni muy delgada. Toca… ni un gramo de grasa fuera de lugar; ya sabes, al final el volumen siempre se puede recuperar, hoy hacen un silicón quirúrgico que no le pide nada a la naturaleza.

—¿Cómo, te operaste?

—¡Claro, todo! Mío, mío, sólo queda un pedazo de riñón, creo que el de este lado, el otro lo quitamos para hacerle espacio a la cintura.

—¡Cómo ha avanzado la ciencia!

—Ni te imaginas. Para quien puede pagarlo, claro… De todos modos siempre comí poquito y con mucha discreción.

—Ay, perdóname, ¿te molesta que coma delante de ti?

—No, qué va… Estos sorbitos de tisana están en su punto…

—Yo no podría, me estriño enseguida.

—Bueno, yo tampoco voy mucho al baño, porque yo me casé para siempre y hay funciones corporales que no tienen ningún lugar dentro del matrimonio.

—Eso sí.

—Sólo he mantenido algunos días la regla porque un día tendremos un hijo y quiero estar siempre fértil. Aunque me la cambié a color azul, que es más estético, ¿no crees?

—¡Sí, es mi color favorito!

—¡Queda divina en las toallas! Le ajustamos el pH para que, al contacto con el plástico super absorbente, despidiera un olor a Channel precioso. Te lo recomiendo mucho.

—Justo iba a preguntarte qué perfume usas, está muy rico.

—Miel y lavanda en el pelo, flor de loto abajo, coco y brisa de mar aquí, talco de bebé acá y acá, y Sumisión Eterna de Dior por encima de todo, huele…

—Una delicia…

—“Porque tu aroma debe recordarle al mundo… que naciste para obedecer”. Cuando lo vimos ni siquiera tuve que llorar demasiado para que me lo comprara de aniversario.

—Pero ¿todavía lloras?

—A veces…

—¡Ay, cómo lo siento!

—No, a él le gusta muchísimo. Cuando me puse los injertos en las pestañas cuidé mucho que me dejaran los lagrimales intactos para conmoverme en los momentos en que mi papel de esposa y madre así lo requiera. Son muy profesionales, entendieron perfecto y me inyectaron unas gotitas de sílica y ácido hialurónico que duran más en las mejillas. Eso profundiza el efecto.

—Ya me imagino.

—Llorar se trata de remarcar la mandíbula, ¿sabes? Porque hacer esos ruidos agudos, luego les da dolor de cabeza y no se conmueven.

—Seguro es súper útil para el trabajo. Cualquier problema y a moquear con todo…

—¡Ay, no! Trabajar no es nada femenino, no recuerdo la última vez que recibí dinero de otras manos que no fueran las de mi marido. Y de moquear ni hablemos. En la última lipo me removí todas las membranas mucosas; bueno, “la lipo”, no se llama así, es más bien un corset de nanotubos que va por dentro y dura mucho más que una lipo. Te comprime las costillas hasta dejarlas del tamaño de un ramo de novia.

—¿Pero no te enfermas?

—Al principio sí, me enfermaba todo el tiempo y el pobre se preocupaba mucho. Se iba a casa de su mamá a dormir porque no podía dejarse contagiar por mí. No tenía tiempo.

—¡Claro! ¿Y quién te cuidaba?

—¡Nadie, cómo crees! A mí no me gusta dar molestias. Él está muy orgulloso de eso.

—Seguro se preocupa mucho por ti…

—No, te digo que no me gusta molestar, una tiene que saber su lugar. No hay nada más femenino que saber tu lugar. Por eso me inyecto de todo; además de las vacunas mensuales voy al spa a vitaminarme la sangre; te la sacan completita y te la devuelven súper limpia. Aún no la han podido hacer del todo azul, pero ya vamos en un lilita precioso, te gustaría mucho. Si en un ratito me sangra la nariz, te enseño.

—¡Ay, sí!

—Pero, ¿sabes?, a veces extraño el dolor…

—¿El dolor?

—El de verdad, quiero decir. El que no viene en frasco con dosificador…

—¿Cómo?

—¡Ay, perdona!, se debe haber calentado el microchip de emociones… sí, mira, está parpadeando. ¿Nostalgia controlada? ¡Ay, qué pena! Déjame reiniciarlo… Ya está.

—¿En serio extrañas el dolor?

—Sí… el que te hace arrugar la cara de formas impredecibles…

 

El silencio se rompió con un zumbido. Una abeja robótica se estrelló contra el vidrio.

 

—Bueno, un tiempo traje un generador de arrugas aleatorias en la frente, era de edición limitada. A él le gustaba cómo me hacía ver… humana.

—¿Y tu marido nunca extraña… ya sabes, algo “menos calculado”?

—Él apreció mi discreción desde el principio. A diferencia de otros…

—¿Ah sí?

—Sí. Al final me quité el generador porque empezó a hacerme vieja, y yo no quería que se perdiera el deseo en mi matrimonio.

—Desde luego.

—A veces se descontrolaba y se me ponía una cara de angustia auténtica. Entonces tenía que correr al baño para inyectarme las endorfinas de emergencia. La angustia tampoco tiene lugar en el matrimonio…

—¡Eres increíble! Bueno, siempre lo fuiste. Da gusto verte tan perfecta.

—¡Gracias, qué linda!

—Sólo te falta borrar algunas cicatrices de los accidentes del pasado…

 

Suspiró y el sonido parecía salir de una bocina de alta fidelidad.

 

—¿Y si un día te arrepientes?

—¿De ser feliz? Por favor, ni siquiera recuerdo quién era yo antes…

 

Afuera, las alas doradas vibraban en un loop infinito.

 

—Oye, ¿acá cuántas alas tienen las abejas?

—Dos, como todo el mundo…

—Mira, ésa tiene cuatro alas.

—Pobrecita. Debe ser de la generación anterior.

Bárbara Santana Rocha (Ciudad de México, 1985) estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue editora en el Fondo de Cultura Económica y en la extinta Dirección General de Publicaciones de la Secretaría de Cultura. Actualmente colabora con el Sistema Nacional de Bibliotecas. Coordinó con el doctor Enrique Florescano el libro La fiesta mexicana (FCE/SC, 2016), y ha publicado cuentos en espacios digitales como Especulativas, Sonámbula y Neotraba. Obtuvo el premio «Mujeres en vida. Homenaje a Laura Méndez de Cuenca» 2024 de la BUAP por su cuento «Epazote». Como ilustradora, inauguró recientemente su primera exposición, titulada Algo que quería contarte.

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