Diana Hernández: Conocimiento

Ella buscaba los lugares más escondidos, donde él no la pudiera encontrar. Estaba harta de que la siguiera por todos lados, creyéndose que ella existía gracias a él, aburriéndola con sus aires de grandeza y esperando docilidad por parte de ella mientras él mismo era sumiso y comodino. Sabía que antes hubo otra mujer, pero se hartó y lo dejó; seguro fue porque se cansó de que sólo sabía hacerlo de misionero. Ella quería saber de todo, aprender cosas y conocer el mundo. Tal vez no sería fácil, pero valía la pena. Decidió entonces ir a preguntarle a su amiga.

Entonces, la serpiente le dijo a Eva: “De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal”. (Genesis 3:5)

Nací y crecí en la CDMX. Estudié lengua y literaturas hispánicas en la UNAM. Escribo cuentos porque los sueño, también me los invento, claro; pero escribo principalmente porque me hace feliz. He publicado en las revistas Tiempo UAM y Condominia.

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